martes, 14 de agosto de 2018

LA DIPLOMACIA AL ESTILO TRUMP.




Actualidad Internacional.
 

La ley del dinero ha reforzado  la moda y el  estilo del gran Señor Presidente de los Estados Unidos de América Donald Trump. Como todo eminentemente rico, el  mandatario de ese país norteño, acostumbrado al andante y sonante dinero en arcas importantes,  no puede, de ninguna manera, dejar a un lado su estirpe de todopoderoso y así actúa.

                                                                       
                                                         


 Como George W. Bush, en su tiempo, proclama el famoso e insolente lema de “ o están conmigo o están con los terroristas. Trump es un hombre acostumbrado a los negocios, al dinero cantante y sonante y no a otra cosa que tenga que ver con la política.  Tal es el caso de los niños que fueron separados  de sus padres causándoles un inmenso dolor en nombre del pundonoroso ejercicio de leyes o disposiciones que en nada se corresponden con el sentido de humanidad que quiere exhibir el actual inquilino de la Casa Blanca. Las imágenes de la televisión han dicho mucho del hacinamiento  de niños víctimas de la insolente medida que, de humanidad, no tiene más que el terror y la indefensión.



Una prueba de la locura imperial es la declaración  de la salida de los Estados Unidos de la Comisión de los Derechos Humanos instalada en Ginebra, la adhesión y la complicidad con Israel como algo humillante al pueblo palestino, la proclamada ayuda a países que sirvan a los intereses de los Estados Unidos, la retirada de la comisión relacionada con el cambio climático, la separación de sus compromisos nucleares y la política de que Estados Unidos primero, sin reconocer los derechos de las demás naciones, la guerra económica contra China, la política estadounidense de abanderados del libre comercio mientras mantienen un férreo bloqueo contra Cuba y la aplicación de sanciones unilaterales a una Venezuela que es paladín de decoro y enaltecimiento de las ideas del Libertador de América Simón Bolívar.

Trump se pavoneó  con el grupo minoritario y recalcitrante de la comunidad cubana en los Estados anunciando nuevas medidas para fortalecer el bloqueo y crear dificultades a los viajes  entre los dos países y crea ilusionarías  agresiones acústicas a sus funcionarios en Cuba que son catalogadas de ridículas por la opinión pública.
Por otra parte cultiva las presiones  a Irán y con operaciones encubiertas de la CIA, puso fin a la pretensión del cierre de la prisión estadounidense en la Base Naval de Guantánamo en el territorio ilegalmente ocupado por Estados Unidos en Cuba.

Como otros presidentes, ha hecho caso omiso a las votaciones mayoritarias en Naciones Unidas para que retire el bloqueo a Cuba a la vez que, aunque ya no es miembro de la comisión correspondiente, proclama a los cuatro vientos y cínicamente que es paladín de los Derechos Humanos.

Muchos especialistas, entendidos en estos temas,  consideran una notable ignorancia e incapacidad para gobernar del actual presidente norteamericano a quien le falta todavía aprender mucho del elemental sentido de humanidad, que es muy necesario para cumplir su función con civismo, un concepto  que nada tiene que ver con las adineradas arcas de dinero que maneja un magnate de su envergadura. El tiempo, implacable,  dirá la última palabra.  El basurero de la historia casi siempre se ocupa de estos casos.

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