Hace
hoy, exactamente SETENTA Y TRES AÑOS que
el entonces Presidente de los Estados Unidos Harry Truman ordenó el lanzamiento de la segunda bomba
atómica contra la ciudad de Nagasaki. Era exactamente el 9 de Agosto de MIL
945. Tres días antes, el 6 del mismo mes y año,
también se había ensañado con Hiroshima. Aquellas agresiones nucleares
convirtieron a ambas ciudades japonesas en un verdadero antro de destrucción y
de muerte.
Aquel bombardeo, según los expertos, no fue otra cosa que el experimento diabólico
de aquellos artefactos, pero más que eso, constituyó una exhibición al mundo del poderío norteamericano. Según
las estadísticas los ataques provocaron la muerte instantánea de más de CIEN
MIL PERSONAS.
La
justificación de lo injustificable fue que Japón se había negado a aceptar la
rendición propuesta por los aliados, pero nada podría justificar que tan
alevosamente perdieran la vida tantas personas inocentes en una agresión de esa
envergadura que califica como el hecho criminal de guerra más degradador de la
especie humana.
El
pasado día 6 de Agosto las autoridades japonesas, al conmemorar el aniversario
73 de aquellos horrendos bombardeos, abogaron una vez más por un mundo sin
armas nucleares y el alcalde de
Hiroshima Zaumi Matsui declaró: “ Si la humanidad olvida la historia o deja de
confrontarse con ella, podríamos volver a cometer un terrible error “ --- y
añadió: “ Los esfuerzos por eliminar las
armas nucleares deben continuar. Algunos países se muestran abiertamente
nacionalistas y modernizan su arsenal nuclear avivando tensiones que se habían
mitigado con el final de la Guerra Fría. “
El
mundo no advierte el peligro del desastre. Los poderosos quieren seguir
eliminando los vestigios de paz y de concordia. Quieren desestabilizar
gobiernos legítimos como el caso de Venezuela y Nicaragua, imponen sanciones a
Irán, mantienen un férreo bloqueo criminal contra Cuba y mientras que se
autoproclaman paladines de la democracia no pierden oportunidad para agredir,
saquear y matar. Es el estilo de la “
famosa y cacareada democracia a lo “ yanquilandia. “
Hace
falta recordar más que nunca, en estos tiempos convulsos, algo que debe ser un
perpetuo mensaje para el mundo y es la expresión díáfana y pura del Benemérito
de las Américas BENITO JUÁREZ:
“
EL RESPETO AL DERECHO AJENO, ES LA PAZ.”